El Jueves 27 de junio, la Embajadora de los Estados Unidos en Uruguay, Kelly Keiderling colocó una ofrenda floral a los pies de la estatua del Prócer uruguayo, José Gervasio Artigas, ubicada en la Plaza Intendencia de Montevideo, la capital uruguaya.
La Embajadora Keiderling, el Subjefe de Misión, Nicholas Giacobbe, el Agregado de Defensa de Estados Unidos, Coronel Lawrence Pravecek y otras autoridades de la misión diplomática en Uruguay, fueron recibidos por el Director de Protocolo del Ministerio de Relaciones Exteriores, Embajador Eduardo Bouzout y por representantes de los Blandengues de Artigas.
Tras colocar la ofrenda floral en la Plaza Independencia, tuvo lugar en la residencia oficial de la Embajadora Keiderling, la recepción oficial para conmemorar el 243 aniversario de la Independencia de los Estados Unidos y el 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna.
A continuación, compartimos el discurso completo ofrecido por la Embajadora Keiderling, como parte del programa oficial de la recepción.
Escucha el audio que sonó en la carpa previo al discurso de la Embajadora…
KEIDERLING: “Sólo el espacio exterior es capaz de capturar colectivamente nuestra atención y nuestra imaginación. Sus misterios nos cautivan. Sus preguntas aún no tienen respuesta. El espacio exterior es fuente inagotable de inspiración. Hoy, en este día especial, queremos compartir este espíritu con ustedes. Un espíritu de ingenuidad y confianza en que nada es imposible, si trabajamos juntos para lograrlo.
Es un gusto para mí darles la bienvenida a nuestro festejo por el 243 aniversario del Día de la Independencia de los Estados Unidos.
Como habrán visto al recorrer la casa, hoy celebramos, además, el 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna, un acontecimiento histórico único en el que “un pequeño paso”, animó a generaciones a pensar en grande, a soñar y a emprender. Y cuyos efectos aún hoy son visibles.
Si bien han pasado 50 años desde aquel 20 de julio de 1969, este evento único no comenzó con esa pisada en la luna. Comenzó siete años antes con la conformación de una fórmula para el éxito que también se mantiene vigente hasta el día de hoy. Esa fórmula fue: fijarse un Objetivo Audaz, promover el Espíritu Innovador y desarrollar Tecnología de Punta. …
En aquellos años 60, Estados Unidos enfrentaba un gran problema. Parecía que estábamos perdiendo la carrera de innovación
en ciencia y tecnología. Sentíamos que nos quedábamos atrás de los logros científicos de la Unión Soviética.
Teníamos que hacerlo mejor.
Teníamos que pensar en grande
Teníamos que proponernos un OBJETIVO AUDAZ… ¡Y lo hicimos!
Así fue que en 1962, el Presidente John Kennedy lo anunció públicamente: “Elegimos ir a la Luna”.
El liderazgo y la determinación del Presidente, más inversiones en educación y colaboración internacional generaron un sentimiento de optimismo y de efervescencia creativa que nos abrazó a todos. Reinaba en mi país un ESPÍRITU INNOVADOR….
Durante los próximos siete años cientos de miles de hombres y mujeres trabajaron en equipos para resolver un problema tras otro, para adelante y para atrás, superando obstáculos, cometiendo errores, evaluando e intentándolo de nuevo. Inventando y re inventando.
Como resultado, el empuje del cohete Saturno 5 no solo llevó a los tripulantes de Apollo 11 hacia la luna hace 50 años, sino que impulsó el desarrollo de TECNOLOGÍAS DE PUNTA, hasta el día de hoy.
El Impacto
El éxito de la Misión Apollo 11 es para Estados Unidos algo parecido a lo que fue el “Maracanazo” para Uruguay. Una conquista compartida, un partido ganado de atrás, y una victoria cuyo espíritu abrazó y contagió a toda la población. Era imposible. Y sin embargo lo logramos…
Desde entonces, los emprendedores del mundo, cuando enfrentan un proyecto que les parece imposible, apelan a aquella gloriosa conquista en busca de inspiración.
En Silicon Valley, por ejemplo, con un ecosistema emprendedor y disruptivo que está íntimamente ligado a la llegada del hombre a la Luna, se mantiene latiendo el corazón innovador de los Estados Unidos. El modelo de Silicon Valley ha inspirado a otros países, incluyendo Uruguay, a desarrollar ecosistemas similares.
Los nuevos enormes problemas
Los primeros 20 años del siglo 21 ya muestran indicios sobre cuáles serán los enormes problemas del futuro: la producción sustentable de alimentos, la creación de nuevos puestos de trabajo, y el cambio climático.
Pero esta vez, enfrentarlos no será responsabilidad de un solo país. Se trata ahora de desafíos compartidos, de los que solo saldremos victoriosos si países, gobiernos, instituciones e individuos hacemos nuestra parte y trabajamos juntos.
Producción sustentable de alimentos
Estados Unidos y Uruguay, ambos países productores de alimentos, ya están poniendo en práctica la fórmula del Apollo 11 para contrarrestar el avance urbano, la escasez de tierra y el aumento de la temperatura del planeta. Ambos países están integrando tecnología de punta a sus matrices productivas agropecuarias de cara al futuro.
En Estados Unidos, por ejemplo, viejos almacenes industriales en espacios urbanos de Nueva Jersey son ahora granjas interiores en las que cultivan alimentos verticalmente, utilizando tejidos en vez de tierra, sin luz solar, sin agroquímicos y con mínimas cantidades de agua.
En Uruguay, la trazabilidad del ganado le ha permitido ingresar a los mercados más exigentes. Y es posible hoy comprar carne orgánica uruguaya en Filadelfia y rastrear al mismísimo animal del que proviene, el territorio exacto en el que nació, y por dónde se movió.
Ambas soluciones antes inimaginables. Objetivo audaz, que es alimentar a crecientes sociedades humanas, más un espíritu innovador, más tecnología de punta. ¡Esa es la fórmula!
Creación de puestos de empleo
Veamos otro enorme desafío del futuro: la creación de puestos de trabajo ante el avance de la robótica, los automatismos y la inteligencia artificial. La solución va por la educación moderna, claro está. Y también por la reconversión del empleo. En Estados Unidos, nos hemos puesto las pilas para alentar el estudio de Ingeniería, Matemática y Ciencia por parte de nuestros estudiantes porque entendemos que de ahí vendrán los puestos de trabajo del futuro. Ya hoy estimamos que el Producto Interno Bruto de Silicon Valley y su vecina San Francisco ronda los 775 billones de dólares anuales. Si esta región fuera un país, su PBI sería el decimonoveno más grande del mundo. ¡Ahí están los puestos de trabajo para nuestras hijas e hijos!
También en Uruguay la promoción e inversión en ciencia, tecnología, matemáticas e ingeniería crece año a año. El pujante sector informático y de software, es un rubro en el que no existe el desempleo y está en constante búsqueda de nuevos talentos. En Fray Bentos, por ejemplo, los íconos industriales de otra época hoy reflorecen como íconos de una nueva era. Gracias a la enseñanza de tecnologías de UTEC, los uruguayos del interior estarán preparados para acceder a los puestos de trabajo del futuro. Modernos y relevantes para sus comunidades.
Nuestros dos países comparten ese espíritu científico, joven, innovador y de optimismo que se necesita para enfrentar los enormes desafíos que nos presenta el futuro. Y es mucho lo que tenemos en común y las oportunidades de cooperación que existen para enfrentarlos juntos.
Nuestra apuesta compartida al entendimiento tecnológico es incluso física. Hoy hay un cable submarino de fibra óptica que une a Estados Unidos y a Uruguay, gracias a una iniciativa de ANTEL y GOOGLE.
Y aquí también hay otros proyectos, que empiezan quizás más chicos, pero que albergan los mismos sueños de construir un mundo mejor. Hemos invitado a alguno de ellos para que los conozcan en el Future Lab que está aquí al lado. Recorran los puestos, conversen con estos maravillosos gurises uruguayos y descubran sus motivaciones y sus intereses. Son jóvenes brillantes que avanzan de a “pequeños pasos” pero ¡con la audacia que estos tiempos necesitan!
Elegimos trabajar junto a Uruguay
Hoy nos toca nuevamente elegir nuestro destino, como lo dijo el Presidente John Kennedy. Y elegimos ser optimistas, proponernos objetivos audaces, marchar adelante con espíritu innovador y usar las nuevas tecnologías de una manera ética y democrática.
Elegimos seguir trabajando junto a Uruguay para brindarles a nuestros ciudadanos un futuro mejor.
Hasta pronto
Amigas y amigos, con estas palabras me despido por segunda vez, pero ahora sí, de todos ustedes. En un par de días me voy de Uruguay, para seguir mi carrera en mi país, trabajando como docente para inspirar a los líderes del futuro a crear países más seguros, más prósperos y más justos.
Agradezco cada valioso encuentro que compartimos durante estos tres años de trabajo en Uruguay y recordaré por siempre vuestra generosidad y hospitalidad. ¡Qué hermoso país tienen! ¡Una joya de país! Los llevaré siempre en mi corazón. ¡Hasta pronto!”