En la mayoría de los países con los cuales tiene relaciones diplomáticas, Estados Unidos mantiene una representación diplomática, la cual generalmente se encuentra en la capital del país.
En varios países también existen consulados en centros comerciales importantes u otros departamentos del país. Muchos países tienen embajadores estadounidenses acreditados que no residen en ese país.
En circunstancias especiales –como en los casos en que no existen relaciones diplomáticas totales con determinado país– Estados Unidos está representado solamente por una Oficina de Negocios o una Representación de Intereses, las cuales están a cargo de un director en lugar de un jefe de misión.
El Jefe de Misión –con el cargo de Embajador, Ministro, o Encargado de Negocio– y el Ministro Consejero encabezan el cuerpo diplomático asignado al país.
Las responsabilidades de los Jefes de Misión también incluyen:
- Transmitir un mensaje único acerca de la política de los Estados Unidos –y asegurarse que el personal de la misión también lo haga– al mismo tiempo que brindar al Presidente y Secretario de Estado orientación y consejo efectivo;
- Dirigir y coordinar las operaciones de todas las dependencias y su personal (excepto de aquellas bajo el mandato de un Comandante del área militar, otro jefe de misión, o el personal de un organismo internacional);
- Cooperar con el poder legislativo y judicial de los Estados Unidos para tratar de alcanzar las metas de la política exterior de los Estados Unidos; mantener la seguridad; y hacer que se cumplan las responsabilidades ejecutivas, legislativas y judiciales;
Supervisar la comunicación hacia y desde las distintas áreas de la misión; - Responsabilidad por la seguridad de la Misión –incluyendo seguridad contra el terrorismo– y proteger a todo el personal del Gobierno de los Estados Unidos en misión oficial (excepto el personal bajo el mandato de un Comandante del área militar) y sus dependientes;
Asegurarse del buen manejo de los recursos de la misión mediante un control regular de los programas, el personal y los fondos administrados; - Restructurar la misión para que ella sirva los intereses y valores estadounidenses y asegurarse de que todas sus dependencias también lo hagan;
- Servir a los ciudadanos estadounidenses con excelencia profesional, el máximo nivel de conducta ética, y discreción diplomática.