El Presupuesto de Trump para un mundo más seguro y próspero

El pedido de presupuesto para el Año Fiscal 2019 propone destinar US$ 39.300 millones a los esfuerzos del Departamento de Estado y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), para impulsar la paz y la seguridad, expandir la prosperidad estadounidense y abordar las crisis globales haciendo un uso eficiente de los recursos de los contribuyentes. El pedido de presupuesto moderniza la diplomacia y el desarrollo que realizan el Departamento de Estado y USAID para posibilitar un mundo más seguro y próspero, contribuyendo a apoyar sociedades con mayor estabilidad y resiliencia que puedan liderar su propio desarrollo y que, en un futuro, puedan prescindir de la asistencia extranjera.

El pedido de presupuesto apoya la visión del presidente sobre “Estados Unidos Primero” y el compromiso con cuatro prioridades nacionales claves:

Proteger la seguridad de los Estados Unidos a nivel interno y en el exterior:

  • Mantener el apoyo a iniciativas para derrotar a ISIS y otras organizaciones extremistas violentas: Apoyar las iniciativas para derrotar a ISIS y a otras organizaciones extremistas violentas y, a la vez, abordar las condiciones que pretenden aprovechar estos grupos, como la gobernanza deficiente, las instituciones frágiles, la falta de oportunidades económicas, la corrupción y la persistencia de las violaciones de derechos humanos, con US$ 5.700 millones. Esto incluye la continuidad del apoyo para la seguridad en Afganistán e Irak, y mantiene también la protección de nuestro personal e instalaciones en el extranjero, así como para combatir la desinformación en el marco del esfuerzo para derrotar a ISIS. La asistencia también apoya las necesidades de las minorías religiosas desplazadas en Medio Oriente y África del Norte.
  • Cumplir los compromisos con nuestros aliados: Apoyar el reciente Memorando de Entendimiento por 10 años entre Estados Unidos e Israel; este pedido estipula US$ 3.300 millones en Financiamiento Militar Exterior para Israel. También reconoce la crucial alianza estratégica de Estados Unidos con Jordania, y el apoyo a este país, estableciendo US$ 1.300 millones en asistencia económica y para la seguridad.
  • Priorizar programas que actúen contra las amenazas críticas a la seguridad nacional: Encabezar los esfuerzos internacionales con US$ 127 millones para impedir que Corea del Norte, Irán y otros Estados y actores terroristas adquieran en forma ilegítima armas de destrucción masiva y sus sistemas de vectores, y al mismo tiempo fortalecer la capacidad de las naciones socias para que hagan lo mismo.
  • Proteger nuestras fronteras: Apoyar la seguridad de nuestras fronteras y el servicio Consular destinando US$ 3.800 millones a programas y personal financiados con sus honorarios que aseguren nuestras fronteras, mediante una evaluación más rigurosa de las visas que se otorgan, prevención del fraude, mejoras en los procesos de visas y permitiendo los negocios internacionales al facilitar los viajes legítimos al extranjero desde Estados Unidos y hacia este país.
  • Reducir la inmigración ilegal: Brindar US$ 1.100 millones para América Central y del Sur, México y el Caribe, con el fin de quebrantar el poder de las organizaciones y redes delictivas transnacionales; contribuir a cerrar vías ilícitas para la migración y los bienes irregulares; y abordar oportunidades económicas insuficientes, la gobernanza frágil y la seguridad inadecuada, todo lo cual propicia la migración irregular.
  • Proteger el personal y las instalaciones estadounidenses en el extranjero: Asignar US$ 5.400 millones para la protección del personal y las instalaciones del Gobierno de los Estados Unidos en el extranjero, incluida la seguridad para la presencia estadounidense en Afganistán e Irak. El Gobierno está priorizando además la financiación para las instalaciones de una Embajada de los Estados Unidos en Jerusalén, cuyas obras se iniciarán una vez que se hayan concluido los planes de diseño y construcción.

Renovar la ventaja competitiva de los Estados Unidos para el crecimiento económico sostenido y la creación de empleos:

  • Fortalecer la gobernabilidad democrática y hacer frente a la corrupción: Dedicar US$ 1.400 millones de asistencia para la lucha contra la corrupción y apoyar los esfuerzos que promueven los principios de gobernabilidad democrática, como el Estado de derecho, la transparencia y la rendición de cuentas.
  • Movilizar al sector privado y reformar las finanzas de los Estados Unidos para el desarrollo: Apoyar las actividades que fomenten el crecimiento económico e involucren al sector privado de países en desarrollo para impulsar los intereses de seguridad nacional estadounidenses; apoyar los resultados de desarrollo; y apoyar a las empresas, los empleos y las exportaciones estadounidenses. Esto incluye brindar US$ 56 millones para programas de USAID en apoyo a la propuesta sobre una Institución Financiera para el Desarrollo consolidada y reformada, y US$ 15 millones en nuevas iniciativas de generación de capacidad comercial, que aprovechará e incentivará la financiación del sector privado.
  • Ampliar la movilización de recursos internos: Asignar US$ 75 millones mediante financiación central y recursos bilaterales adicionales para dotar de recursos a los países y exhortarlos a que movilicen y gestionen sus recursos públicos y privados internos de manera más efectiva, utilicen otras fuentes de financiamiento disponibles y encabecen de manera sostenible su propio desarrollo.
  • Abordar las causas fundamentales de la pobreza y el hambre: Asignar US$ 518 millones a programas de seguridad alimentaria que impulsen el desarrollo agrícola para mejorar el crecimiento económico, reduzcan la desnutrición y fortalezcan la resiliencia ante crisis recurrentes, aprovechando eficazmente la inversión privada y las contribuciones de donantes y países receptores.

Promover el liderazgo estadounidense a través de una intervención equilibrada:

  • Organizaciones internacionales: Destinar US$ 2.300 millones a mantener la participación estratégica en foros multilaterales, a fin de lograr resultados favorables para los Estados Unidos y sus aliados y, al mismo tiempo, reafirmar la expectativa de seguir trabajando con las organizaciones internacionales, incluyendo la ONU, para reducir costos, mejorar la eficacia y repartir de manera más justa la carga de la financiación.
  • Encabezar los programas de salud mundiales: Asignar US$ 6.700 millones para apoyar el liderazgo estadounidense en la promoción de la salud mundial, incluso a través del Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del SIDA (Emergency Plan for AIDS Relief, PEPFAR); el El Fondo Mundial para la lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria (Global Fund to Combat AIDS, Tuberculosis, and Malaria); la Iniciativa Presidencial sobre Malaria; y las actividades de seguridad sanitaria mundial, y al mismo tiempo apoyar los esfuerzos para ayudar a las naciones socias a generar sus propias capacidades. Con la política de Protección de la Vida en la Asistencia Sanitaria Mundial que se encuentra vigente ahora, el Presupuesto prevé inversiones en materia de planificación familiar y salud reproductiva, y apoya el empoderamiento de la mujer.
  • Abordar las principales crisis humanitarias: Mantener el liderazgo estadounidense en la definición de la asistencia humanitaria mundial, asignando US$ 6.400 millones, lo que supone un aumento del 21% respecto del proyecto de Presupuesto para el Año Fiscal 2018, con el fin de responder a crisis complejas, como las que ocurren en Siria, Yemen, Irak, Sudán del Sur y otros sitios, y al mismo tiempo, instar al resto del mundo a aumentar la proporción de su aporte y exigir mejores resultados por parte de los implementadores, para maximizar el beneficio que perciben los destinatarios de asistencia.
  • Impulsar una cuota estadounidense más equilibrada del gasto internacional: Plantear la expectativa de que los demás donantes harán la parte que les corresponde para impulsar las prioridades comunes, apoyar el crecimiento económico y el desarrollo a nivel mundial y abordar las crisis humanitarias, además de exigir que las organizaciones internacionales rindan cuentas.
  • Contribuir a informar a la opinión extranjera y participar en audiencias extranjeras: Promover los objetivos de la política exterior estadounidense asignando US$ 565 millones a programas de Diplomacia Pública (DP) para informar a la opinión extranjera. Los programas de DP contribuyen a contrarrestar la desinformación con respecto a los Estados Unidos y su política exterior, y fortalecen las relaciones entre los estadounidenses y el público extranjero.

Asegurar eficacia y rendición de cuentas al contribuyente estadounidense:

  • Fortalecer la gestión efectiva de nuestro personal, programas, información y bienes de capital: Mejorar los procesos de relacionamiento y el diseño de programas y alinear la asistencia exterior, las políticas y los recursos con las prioridades estratégicas claves como parte de la Iniciativa de Impacto (ex Redesign), a fin de promover más eficazmente los intereses estadounidenses en un mundo sujeto a cambios constantes.
  • Modernizar la tecnología de la información: Invertir US$ 150 millones para modernizar la tecnología de la información del Departamento de Estado, incluidos los servicios inalámbricos y basados en la nube, a fin de brindar mayor movilidad a nuestros funcionarios.
  • Enfocarse en un personal y un liderazgo efectivos: Impulsar el liderazgo y la modernización de los funcionarios del Departamento de Estado y USAID a través de la Iniciativa de Impacto. Solicitar US$ 96,2 millones para Iniciativas de Impacto, a fin de generar un personal más flexible e impulsar eficiencias de gestión operativa.

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Esta traducción se proporciona como una cortesía y únicamente debe considerarse fidedigna la fuente original en inglés.