Trigésimo aniversario de los sucesos en la Plaza de Tiananmén

Departamento de Estado de los Estados Unidos
Oficina de la Portavoz

 Declaración del Secretario Pompeo sobre el trigésimo aniversario de los sucesos en la Plaza de Tiananmén

3 de junio de 2019

El 4 de junio, recordamos al heroico movimiento de protesta del pueblo chino que culminó el 4 de junio de 1989, cuando el liderazgo del Partido Comunista de China envió tanques militares a la Plaza de Tiananmén para reprimir con violencia las manifestaciones pacíficas que reclamaban democracia, derechos humanos y el fin de la corrupción rampante. Los cientos de miles de personas que se reunieron en Beijing y otras ciudades de China hicieron inmensos sacrificios en pos de un futuro mejor para su país. Aún se desconoce la cantidad exacta de muertos. Expresamos nuestro profundo pesar a las familias que todavía están en duelo por la muerte de seres queridos, incluidas las valerosas Madres de Tiananmén, que nunca dejaron de reclamar justicia, exponiéndose a un enorme riesgo personal. Los acontecimientos ocurridos hace 30 años nos siguen movilizando nuestras conciencias, y la conciencia de todas las personas que veneran la paz en todo el mundo.

En las décadas posteriores, Estados Unidos tuvo la esperanza de que la integración de China en el sistema internacional contribuyera a una sociedad más abierta y tolerante. Estas esperanzas se desvanecieron. El sistema de partido único de China no tolera el disenso y comete abusos contra los derechos humanos a su conveniencia. Hoy, los ciudadanos chinos han sufrido una nueva ola de abusos, sobre todo en Sinkiang, donde la dirigencia del Partido Comunista actúa metódicamente para aplastar la cultura uigur y erradicar la fe islámica, incluso mediante la detención de más de un millón de miembros de minorías musulmanas. Mientras el partido construye un estado de vigilancia férrea, los ciudadanos comunes chinos siguen procurando ejercer sus derechos humanos, organizar sindicatos independientes, reclamar justicia en el sistema legal y, sencillamente, expresar sus opiniones, por lo cual muchos son castigados, encarcelados e, incluso, torturados.

Expresamos nuestro respeto a los héroes del pueblo chino que, con valentía, resistieron hace 30 años en la Plaza de Tiananmén en reclamo de sus derechos. Su coraje ejemplar ha servido de inspiración a las generaciones siguientes que reclamaron libertad y democracia en todo el mundo, empezando por la caída del muro de Berlín y el fin del comunismo en Europa del Este en los meses posteriores.

Instamos al Gobierno chino a realizar un reconocimiento completo y público de todas las personas que perdieron la vida o desaparecieron, a fin de paliar el sufrimiento de las numerosas víctimas de este oscuro capítulo de la historia. Con esta medida, el Partido Comunista empezaría a demostrar su voluntad de respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales. Exhortamos a China a liberar a todas las personas encarceladas por intentar ejercer estos derechos y libertades, a cesar el uso de las detenciones arbitrarias y a revertir políticas contraproducentes que asocian el terrorismo con las expresiones religiosas y políticas. La propia constitución china estipula que el poder pertenece plenamente al pueblo. La historia ha demostrado que las naciones son más fuertes cuando los gobiernos responden a las necesidades de sus ciudadanos, respetan el Estado de derecho y reconocen los derechos humanos y las libertades fundamentales.

Esta traducción se proporciona como una cortesía y únicamente debe considerarse fidedigna la fuente original en inglés.